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Leemos en voz alta capítulos del libro "Los secuestradores de burros" porque vamos a medir nuestra velocidad lectora.

La velocidad lectora es definida como el número de palabras leídas correctamente durante un minuto.

La lectura oral o en voz alta es menos rápida  que la  lectura silenciosa porque los procesos involucrados en la lectura aumentan: texto-ojo-cerebro-articulación-audición-cerebro.

Para medir la velocidad de lectura se toma en cuenta el número de palabras leídas correctamente durante un minuto. Si el alumno leyó 70  palabras durante un minuto  y en el transcurso se equivocó en 10 palabras (aumentó sílabas, las cambió, las suprimió, etc.) su velocidad lectora sería el resultado de  70 palabras menos las 10 . El resultado sería 60 palabras por minuto, lo cual sería su velocidad lectora.

Como se observa en esta medición se le da mayor importancia a la decodificación que a la comprensión en sí misma, sin embargo, se sabe que los lectores fluidos (además de pronunciar bien, hacen las entonaciones y pausas adecuadas) tienen un mejor nivel de comprensión.






TAREA 3: Haz un comentario indicando lo siguiente:
  • Cual es tu velocidad lectora.
  • ¿Crees que debes mejorarla?
  • Velocidad lectora adecuada para un alumno de 5º curso.


Lo he encontrado en fábulas de Esopo.
Un día cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey.
Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión.
Escrito por: Gema.

Lo he sacado de fábulas infantiles.

Yendo un león por una montaña erró el camino, y pasando por un lugar lleno de zarzas, se le hincó una espina en la mano, de tal manera que no podía andar por el sumo dolor que le causaba.
Yendo así encontró a un pastor, y llegándose a él, comenzó a menear la cola, teniendo la mano alzada. El pastor que lo vio venir, turbado por su presencia, comenzó a darle del ganado para que comiese, mas el león no deseaba comer, sino que le sacara la espina clavada, entendió lo que quería el león, y con una lezna aguda, le abrió poco a poco el tumor, y le sacó la espina. Sintióse sano el león, lamió la mano del pastor, sentándose a su lado, y poco después, ya buena la mano, se fue. Pasados algunos años cayó el león en un lazo, y fue puesto en el lugar de las fieras. El pastor cometiendo un delito fue también preso por la justicia, y sentenciado a las bestias feroces para ser devorado por ellas, y poniéndolo en el anfiteatro le echaron casualmente aquel mismo león, el cual salió para arrojarse sobre él con gran furia, pero llegando al pastor, luego que le encontró se sentó a su lado, y le defendió de las demás fieras. Todos se llenaron de admiración viendo cosa tan extraordinaria, y sabida del pastor la verdad del hecho, se les dio libertad a entre ambos.

La moraleja de esta fábula es: que ninguno sea ingrato al beneficio que recibe, antes bien se muestre siempre agradecido, y lo pague cuando se le ofreciere ocasión.

El autor de este cuento a sido: Luis López Nieves.

Escrito por Daniela

Una zorra a la cual un cepo le había cortado la cola, estaba tan avergonzada, que consideraba su vida horrorosa y humillante, por lo cual decidió que la solución sería aconsejar a las demás hermanas cortarse también la cola, para así disimular con la igualdad general, su defecto personal.


Reunió entonces a todas sus compañeras, diciéndoles que la cola no sólo era un feo agregado, sino además una carga sin razón.
Pero una de ellas tomó la palabra y dijo:
- Oye hermana, si no fuera por tu conveniencia de ahora, ¿ nos darías en realidad este consejo ?
Cuidarte de los que dan consejo en busca de su propio beneficio, y no por hacer
Escrito por: Marche
Lo he encontrado en :www.edyd.com/fabulas/esopo/E19ZorraRabicortado.htm


Lo he sacado de fabulas Esopo.

http://edyd.com/Fabulas/Esopo/E49LeonRaton.htm



Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reir y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.

-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.


MORALEJA: Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.


Escrito por Ana.


Lo he sacado de ... : fabulas para contar

http://www.molwick.com

Pisi

Érase una vez, en California, en la costa Oeste de América, una familia de ovejas; el papá se llamaba Muto y la mamá Shiip
y tenían un montón de ovejitas, tantas que no sabían exactamente cuantas.Un día, el papá, Muto, pensó que era una buena idea comprar un ordenador para que las ovejitas pudieran jugar al comecocos.Cuando lo llevaron a casa, las ovejitas empezaron a jugar y les encantaba.
Al ordenador le llamaron Pisi, y les gustaba tanto que siempre estaban formando una enorme cola para jugar y, cuando una acababa de jugar, se iba al final de la cola para jugar otra vez. Además, trataban muy mal a Pisi, apretaban las teclas muy fuerte
y siempre jugaban al comecocos, día tras día, semana tras semana, mes tras mes.
Pisi estaba aburridísimo y se estaba enfadandoporque las ovejitas no hacían caso a su papá y a su mamá. Estos les decían que tenían que apretar las teclas suavemente,
con dulzura y amor y que tenían que dejar descansar a Pisi de vez en cuando.Hasta que un día, cuando Muto y Shiip habían preparado la mesa para comer,llamaron a las ovejitas a comer, pero no vino ninguna; volvieron a llamarlas y, al no aparecer ninguna, empezaron a buscarlas.
Como no las podían encontrar, se empezaron a preocupar y preocupar.De repente Shiip miró a Pisi y se dio cuenta que estaba funcionando solo; entonces Muto se acercó a la pantalla y vio como el comecocos se comía a una ovejita y la metía en un diskette.De esta forma, se dio cuenta que en cada diskette había una ovejita, así que las sacó a todas de sus diskettes y llamó a un técnico para que arreglara a Pisi.El técnico dijo que habían tocado las teclas muy fuerte y que había estado demasiado tiempo funcionando sin parar, pero que no era grave y arregló a Pisi.Y desde entonces las ovejitas trataban a Pisi con mucha suavidad,jugaban a Sokoban, al ajedrez y a otros muchos juegos y además lo paraban algún rato para que descansara.Y todos fueron felices, jugaron al comecocos y colorín, colorado, este cuento se ha acabado, y ahora...

A DORMIR !

Moraleja : "Hay que tratar bien las cosas"

Escrito por Marcos.


Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro. Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo.

Mas no tardó un águila en caerle encima y apresarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la pelea se quedo con todo el gallinero.

MORALEJA:A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.



RICITOS DE ORO Y LOS TRES OSITOS
Una tarde, se fue Ricitos de Oro al bosque y se puso a recoger flores. Cerca de allí, había una cabaña muy linda, y como Ricitos de Oro era una niña muy curiosa, se acerco paso a paso hasta la puerta de la casita. Y empujó.La puerta estaba abierta. Y vio una mesa.
Encima de la mesa había tres tazones con leche y miel. Uno, grande; otro, mediano; y otro, pequeñito. Ricitos de Oro tenía hambre, y probó la leche del tazón mayor. ¡Uf! ¡Está muy caliente!
Luego, probó del tazón mediano. ¡Uf! ¡Está muy caliente! Después, probó del tazón pequeñito, y le supo tan rica que se la tomó toda, toda.
Había también en la casita tres sillas azules: una silla era grande, otra silla era mediana, y otra silla era pequeñita. Ricitos de Oro fue a sentarse en la silla grande, pero esta era muy alta. Luego, fue a sentarse en la silla mediana. Pero era muy ancha. Entonces, se sentó en la silla pequeña, pero se dejó caer con tanta fuerza, que la rompió.

Entró en un cuarto que tenía tres camas. Una, era grande; otra, era mediana; y otra, pequeñita.

La niña se acostó en la cama grande, pero la encontró muy dura. Luego, se acostó en la cama mediana, pero también le pareció dura.


Después, se acostó, en la cama pequeña. Y ésta la encontró tan de su gusto, que Ricitos de Oro se quedó dormida.

Estando dormida Ricitos de Oro, llegaron los dueños de la casita, que era una familia de Osos, y venían de dar su diario paseo por el bosque mientras se enfriaba la leche.
Uno de los Osos era muy grande, y usaba sombrero, porque era el padre. Otro, era mediano y usaba cofia, porque era la madre. El otro, era un Osito pequeño y usaba gorrito: un gorrito pequeñín.
El Oso grande, gritó muy fuerte: -¡Alguien ha probado mi leche! El Oso mediano, gruñó un poco menos fuerte: -¡Alguien ha probado mi leche! El Osito pequeño dijo llorando con voz suave: se han tomado toda mi leche!
Los tres Osos se miraron unos a otros y no sabían que pensar.
Pero el Osito pequeño lloraba tanto, que su papa quiso distraerle. Para conseguirlo, le dijo que no hiciera caso, porque ahora iban a sentarse en las tres sillitas de color azul que tenían, una para cada uno.

Se levantaron de la mesa, y fueron a la salita donde estaban las sillas.

¿Que ocurrió entonces?.

El Oso grande grito muy fuerte: -¡Alguien ha tocado mi silla! El Oso mediano gruñó un poco menos fuerte.. -¡Alguien ha tocado mi silla! El Osito pequeño dijo llorando con voz suave: se han sentado en mi silla y la han roto!
Siguieron buscando por la casa, y entraron en el cuarto de dormir. El Oso grande dijo: -¡Alguien se ha acostado en mi cama! El Oso mediano dijo: -¡Alguien se ha acostado en mi cama!
Al mirar la cama pequeñita, vieron en ella a Ricitos de Oro, y el Osito pequeño dijo:

-¡Alguien está durmiendo en mi cama!

Se despertó entonces la niña, y al ver a los tres Osos tan enfadados, se asustó tanto, que dio un brinco y salió de la cama.


Como estaba abierta una ventana de la casita, salto` por ella Ricitos de Oro, y corrió sin parar por el bosque hasta que encontró el camino de su casa.


FIN

La fábula es uno de los tipos de relatos de mayor tradición en la Literatura. Aunque en la actualidad siguen escribiéndose fábulas, las más conocidas son muy antiguas. Esas fábulas clásicas, transmitidas de generación en generación muestran qué hay que hacer ante determinadas situaciones. Y es que en estos relatos, normalmente protagonizados por animales, siempre se plantea un conflicto del que puede extraer una enseñanza.
La enseñanza de la fábulas se llama moraleja y habitualmente se expresa en un par de versos situados al final del texto.

Esopo
fue el primer gran fabulista de la historia de la Literatura.
Iriarte y Samaniego son los dos fabulistas más representativos de la Literatura Española.


LA CIGARRA Y LA HORMIGA

¡Que feliz era la cigarra en verano! El sol brillaba, las flores desprendían su aroma embriagador y la cigarra cantaba y cantaba. El futuro no le preocupaba lo más mínimo: el cielo era tan azul sobre su cabeza y sus canciones tan alegres... Pero el verano no es eterno.
Una triste mañana, la señora cigarra fue despertada por un frio intenso; las hojas de los árboles se habían puesto amarillas, una lluvia helada caía del cielo gris y la bruma le entumecía las patas.
- ¿Que va a ser de mí? Este invierno cruel durará mucho tiempo y moriré de hambre y frio,- se decía.
-¿Por qué no pedirle ayuda a mi vecina la hormiga?
Y luego pensó:
- ¿Acaso tuve tiempo durante el verano de almacenar provisiones y construirme un refugio? Claro que no, tenía que cantar. Pero mi canto no me alimentará.
Y con el corazón latiéndole a toda velocidad, llamó a la puerta de la hormiga.
- ¿Que quieres?- preguntó ésta cuando vio a la cigarra ante su puerta.
El Campo estaba cubierto por un espeso manto de nieve y la cigarra contemplaba con envidia el confortable hogar de su vecina; sacudiendo con dolor la nieve que helaba su pobre cuerpo, dijo lastimosamente:
- Tengo hambre y estoy aterida de frío.
La hormiga respondió maliciosamente:
- ¿Que me cuentas? ¿Que hacías durante el verano cuando se encuentran alimentos por todas partes y es posible construir una casa?
- Cantaba y cantaba todo el día.- Respondió la cigarra.
- ¿Y qué?- Interrogó la hormiga.
- Pues... nada, - murmuró la cigarra.
- ¿Cantabas? Pues, ¿por qué no bailas ahora?
Y con esta dura respuesta, la hormiga cerró la puerta, negando a la desdichada cigarra su refugio de calor y bienestar.

 Esopo. Recreada por Jean de la Fontaine y Félix María Samaniego.

TAREA 2:  BUSCAMOS LA MORALEJA
Ahora te toca a tí. ¿Cual es la moraleja de esta fábula? Haz un comentario y escribe tu moraleja.
Después, crea una entrada nueva y busca otra fábula para que tus compañeros puedan leerla.
Incluye una imágen y  escribe el nombre del autor de tu fábula.




Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días

que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:

- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquila mente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días

Recursos educativos para padres y maestros

Escrito por merche

La nuez de oro

La linda María, hija del guardabosque, encontró un día una nuez de oro en medio del sendero.
-Veo que has encontrado mi nuez.
- Devuélvemela -dijo una voz a su espalda.
María se volvió en redondo y fue a encontrarse frente a un ser diminuto, flaco, vestido con jubón carmesí y un puntiagudo gorro. Podría haber sido un niño por el tamaño, pero por la astucia de su rostro comprendió la niña que se trataba de un duendecillo.
-Vamos, devuelve la nuez a su dueño, el Duende de la Floresta -insistió, inclinándose con burla.
-Te la devolveré si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De lo contrario me la quedaré, la venderé y podré comprar ropas para los niños pobres, porque el invierno es muy crudo.
-Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento y un pliegues!
María los contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con lágrimas en los ojos, le alargó la nuez.
-Guárdala -le dijo entonces el duende. - Tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites algo, pídeselo a la nuez de oro.
Sin más, el duendecillo desapareció.
Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de la comarca. Y como María nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de 'Nuez de Oro".

Fin
Publicado por Marcos.

EL CONEJO EN LA LUNA

Un día, el ancianito de la luna miró abajo hacia un gran bosque en la tierra, y vió a un conejo, un mono y a zorro viviendo juntos, compartiendo como muy buenos amigos.
“Ahora, me pregunto cual de ellos es el más bondadoso”, se dijo a sí mismo. “Creo que bajaré a ver”.
Entonces el ancianito se convirtió en un mendigo y bajó de la luna al bosque donde estaban los tres animales.
“¡Por favor!, ayúdenme”, les dijo. “Estoy muy, muy hambriento”.
“¡Oh! que pobrecito viejo mendigo!”, dijeron los tres animalitos, y fueron rápidamente a buscar algún alimento para el mendigo.
El mono, trajo muchas frutas. Y el zorro pescó un gran pez. Pero, el conejo no pudo encontrar nada que traer.
“¡Oh Dios!, ¿que hago yo?, el conejo gritó. Pero entonces, tuvo una idea.
“¡Por favor!, señor Mono”, dijo el conejo, “ puede usted reunir algo de fuego para mi. Y usted, señor Zorro, ¡por favor!, ¿hacer una fogata grande con la madera?”.
Ellos hicieron lo que les pidió el conejo, y cuando el fuego estaba ardiendo bien brillante, el conejo le dijo al mendigo: “Yo no tengo nada que darle a usted”. Así que me pondré yo mismo en este fuego, y entonces cuando yo esté cocinado, usted puede comerme”.
El conejo iba a saltar hacia dentro de la fogata para cocinarse a sí mismo. Pero entonces, repentinamente el mendigo se convirtió en el viejo hombre de la luna.
“Usted es muy bondadoso, señor Conejo”, dijo el anciano. “Pero usted nunca debería hacer nada que lo lastime a usted mismo. Por ser usted el más bondadoso de todos, yo lo llevaré a vivir conmigo a mi morada.
Entonces, el viejo hombre de la luna tomó al conejo en sus brazos y se elevó con él hacia la luna. Solo mira y verás, que si miras cuidadosamente a la luna cuando ésta está más brillante, tú puedes ver al conejo tal como el viejecito lo cargó entre sus brazos hace mucho tiempo.
Publicado por Marina.





Lo he encontrado en la página: Cuentos populares de argentina.

El día estaba tan lindo. Los pájaros cantaban contentos, los brotes de los árboles verdeaban al sol como esmeraldas y los yuchanes florecían como locos, rosa y blanco por donde se mirara. Los animales andaban todos noviando. Bueno, son esas cosas de la primavera.



El Zorro estaba lo más tranquilo tirado en el suelo con las patas apoyadas en un lapacho, mirando a unas cotorritas que construían el nido. Pensaba en esa zorra tan bonita que había visto el otro día y el corazón le galopaba contento. De repente el Tigre apareció de la nada y con un rugido feroz le saltó encima.

—¡Te tengo atrapado, Zorro del diablo! Esta vez sí que no te me vas a escapar.

"¡Qué problema! —pensó el Zorro—, y yo tirado aquí patas arriba sin poder hacer nada."

Pero pensar podía, así que pensó y dijo con voz de que se está por acabar el mundo:

—¡Ah, don Tigre! ¡Menos mal que llega alguien! ¡Ya no doy más!

—¿Que no das más? Seguro que estás inventando algo para escaparte.

—¡No, no! Ayúdeme a sostener este árbol que se me doblan las rodillas.

—¿Y qué pasa con este árbol? —preguntó el Tigre picado por la curiosidad.

—¡Que se va a caer! ¿No ve lo torcido que está? Y si se cae se viene todo el monte abajo y nos morimos aplastados. Porque este árbol es el que sostiene todo. ¡Uff! No doy más, voy a aflojar.

—¡No, no, aguante un poco más! ¿Qué podemos hacer?

—Vaya a traer un tronco grande para poder apuntalar el árbol. ¡Ah, me rindo! —gemía el Zorro.

—¡Aguante, don Zorro, aguante!

El Zorro miró al Tigre con cara de moribundo y le dijo:

—¡Ya sé! ¿Por qué no se queda usted que es tan fuerte, sosteniéndolo un rato, mientras yo voy de una corrida a buscar un gran tronco para asegurarlo?

—Bueno, bueno —dijo el Tigre—. Quédese quieto hasta que yo sostenga todo el peso.

Y se acostó al lado del Zorro. Levantó sus grandes patas peludas y las apoyó con fuerza contra el árbol.

—Bueno, afloje ahora, don Zorro —le dijo mientras el Zorro se refregaba las rodillas dolorido.

—¡Ah, qué alivio don Tigre! Menos mal que llegó usted justo cuando me daba por vencido —dijo el Zorro, sacudiendo un poco las patas para que se le desentumecieran—. ¡Téngalo bien firme que yo voy a buscar un buen tronco y vuelvo! No me afloje, ¿eh?

—No, no, pero vaya rápido.

Y el Zorro se fue corriendo un trecho. Cuando calculó que se había alejado lo suficiente, caminó despacio, mirando cómo andaba la primavera por ese lado del monte. Las cotorras estaban haciendo sus nidos, los brotes de los árboles parecían esmeraldas y se veía el rosa y blanco de los yuchanes por todos lados. Entonces se acordó de que por ahí había visto una zorra muy bonita el otro día y se metió en el monte mientras el corazón le galopaba contento, ya olvidado del Tigre, que vaya a saber cuándo se dio cuenta de que lo engañaron con una mentira más grande que el lapacho que se quedó sosteniendo.

Dicen que muchas horas después un rugido feroz hizo temblar el monte entero y vieron pasar al Tigre refregándose las rodillas y maldiciendo en voz alta.

Escrito por Ana.

ZIMBA Y FLORA

Había una vez hace mucho tiempo, en un bonito pueblo de nombre Zékièzou situado al oeste de BENIN, en país Yorouba, una muchacha llamada ZIMBA que tenía una hermana llamada FLORA. Zimba era una muchacha que no respetaba a nadie.

En este pueblo, todos los hombres y mujeres trabajaban, excepto ZIMBA que se pasaba el día jugando en el bosque y no volvía a casa hasta el anochecer. Después de cenar, sin hacer caso a la madre, cogía jabón y una esponja y se iba , ya de noche, a lavarse al río. La madre siempre le decía que no había que ir de noche a bañarse pero ella no hacía caso.

Un día, Zimba llegó a casa cuando ya oscurecía y vio que su hermana volvía de lavarse en el río, y le dijo:

- Flora, tú ya te has lavado. ¿Puedes, por favor, acompañarme al río para lavarme?

Flora, a pesar del miedo que le daba la oscuridad de la noche, le dijo que le acompañaba. Flora se fue a la casa a coger el jabón, mientras Zimba llegaba al río. Pensando que su hermana estaba con ella le dijo:

- Flora, por favor, frótame la espalda. Y le dio la esponja. Entonces, por detrás, alguien tomó la esponja y comenzó a frotarle, pero cuando de repente, ella se dio la vuelta para cogerla de nuevo, se llevó una gran sorpresa al ver que detrás de ella no esta su hermana sino un diablo, tan negro como la noche, que sonreía con desprecio y al que sólo sus ojos rojos le hacían visible.

Aterrada, Zimba comenzó a correr sin saber ni por donde iba. Corría entre los árboles, golpeándose con ellos, calléndose y golpeándose con las piedras, lenvantándose de nuevo y rompiendo ramas mientras corría, incándose ramas en los ojos, hasta que agotada calló al suelo sin sentido.

Después de permanecer inconsciente durante cinco días y cinco noches, Zimba abrió los ojos, perro ... sus ojos estaban vacíos.

Zimba se quedó ciega para siempre.

Desde aquel día, los habitantes del País Yorouba saben que es muy peligroso ir una persona sola a lavarse por la noche, porque la noche pertenece a los diablos y demonios.

Escrito por Daniela

Antes de leer comenta y relfexiona con tu comunidad de lectores sobre estas preguntas:

¿Has escuchado hablar sobre los cuentos chinos?

¿Te han contado alguna vez algún cuento Chino?

¿Qué crees tú que es un cuento Chino?


El cuento que ahora vamos a leer, es un Cuento Chino.

Lee el título y comenta sobre lo que crees que tratará.


La sombra de un árbol


"El que mucho abarca, poco aprieta". Esto es lo que le pasó al rico de este cuento.


En una aldea vivía un hombre rico. Su casa estaba en la calle principal. En un patio delantero, crecía una gran morera. En verano, este hombre rico acostumbraba tomar fresco a la sombra de un árbol.

Un día, pasó por ahí un pobre. Como hacía tanto calor, se tendió a la sombra a tomar el fresco. El rico al verlo gritó:

-¡Oye! Ahí no se permite tomar el fresco. Levántate de prisa. Vete. Sigue tu camino.

-¿Por qué? Yo quiero tomar el fresco a la sombra de este árbol. Tú no me puedes exigir que me marche.

-Pues bien, debes saber que yo mismo he plantado este árbol. Con mis propias manos lo he regado y gracias a mi esmerado cuidado ha ido creciendo lozanamente. Como podrás ver la sombra de este árbol me pertenece. Es mía. Sólo mía.

-Si es verdad lo que dices, entonces véndeme la sombra de tu árbol. Te puedo pagar el dinero que pidas.

El rico al escuchar la palabra dinero, se puso muy contento.

-Bien, muy bien. Te venderé la sombre de mi árbol. Y en presencia de tres testigos, cerraron el trato.

A partir de entonces, donde se proyectara la sombra del árbol, el pobre se tendía a tomar el fresco. Cuando la sombra caía en el patio, se tendía en el patio. Cuando la sombra se deslizaba a la cocina, se tendía en la cocina. Cuando la sombra se metía en el salón de visitas, se tendía en el salón de visitas. Y así, llegara donde llegase la sombra del árbol, el pobre se tendía a tomar fresco. A veces, cuando el calor era muy fuerte, invitaba a sus amigos a tomar fresco a la sombra del árbol que había comprado. Otras veces, llevaba burros, cerdos, gallinas, patos, en fin, toda clase de animales, a disfrutar el fresco a la sombre del árbol.

Un día, el rico ya no pudo tolerarlo más y muy indignado le dijo:

-No tienes ningún derecho de estar entrando y saliendo de mi cocina, de mi salón de visitas. Aquí se acabó. Yo no te lo permito.

-¿Pero te has olvidado que me vendiste la sombra de tu árbol? - le dijo el pobre-. En donde se proyecte la sombra, ahí tengo derecho a tenderme a tomar el fresco.

Al rico sólo le quedó tragarse su cólera. Un buen día, el rico invitó a unos amigos. Estaban departiendo muy alegres en el salón de visitas, y el pobre entró. No le importó la presencia de los huéspedes, se tendió en el centro del salón a tomar el fresco. Los invitados extrañadísimos, le preguntaron al dueño de la casa qué era lo que pasaba. El rico no tuvo otro remedio que contarles que le había vendido la sombra de su árbol. Sus huéspedes estallaron el carcajadas.

Al rico se le hizo imposible seguir viviendo un día más en su casa y resolvió trasladarse a otra aldea.

Entonces, el pobre se fue a vivir a esa gran casa. En el sitio en el que el rico ataba su caballo, el pobre amarró a su burro. De ahí en adelante, todos los pobres de la aldea podían tomar el fresco a la sombra de la gran morera.

Libro: Valores para niños a través de la literatura infantil.  
Coordinación general: Gabriela Carrera.
Dirección editorial: Mauricio Contreras Rincón, Nancy Játiva Reascos.
Edición MMVI
CULTURAL S.A.

PLAN DE LECTURA, 2º TRIMESTRE: LA AMABILIDAD

Ahora, tu tarea consiste en publicar un comentario con un breve resumen reflexionando sobre esta actividad.  Puedes contestar a preguntas como:
¿Qué esperabas que fuese un cuento Chino? ¿Crees que hay otro significado para la expresión "Cuento Chino"?  ¿Qúe te ha parecido la moraleja? ¿Has sentido cuiriosidad por leer este cuento? 
¿Por qué? ¿A quién se lo recomendarías?

Despúes,  busca otro cuento tradicional del país que tú quieras y recomiéndalo a tus compañeros lectores haciendo una entrada que contenga ese cuento. 
No olvides poner:  Escrito por___________.
No olvides publicar tu entrada con la etiqueta de: OTROS CUENTOS POPULARES



Escrito por Marina



Escrito por Ana.

"Un anuncio es un mensaje publicitario que pretende informar, y sobre todo, convencer a los destinatarios a los que va dirigido. Suele combinar un eslogan con imágenes."




Esta tarea consiste en confeccionar un anuncio.
Recuerda:
1. Planifica: Elige el producto que quieras anunciar y decide sobre los aspectos más importantes.
2. Escribe: Redacta el contenido del anuncio.
4. Revisa.
5. Publica.

Usa la tecnología gloster para hacer tu anuncio más divertido.